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11,40 €El segundo poemario del poeta norteamericanoEl loro habla. Pero antes de hablar, absorbe palabras. Selecciona las que mテ。s le han gustado, las repasa con sus plumas y las suelta. Quiere emular. El resultado se parece a lo ya dicho, pero resulta extraテアo. El loro escucha mucho y habla poco. Miles y miles de palabras pasan por sus oテュdos. Unas pocas quedan en el tamiz de su mente. El tamiz aquテュ es la pテ。gina. El loro no canta, habla. Habla con voz de profeta, con voz de bufテウn. No teme el lenguaje. El loro se siente muy cerca de las palabras. No se le ocurre que le pueden traicionar. Les tiene fe. Las palabras del loro llevan preguntas, certezas. Hasta chistes, como los que cuenta el loro entre los barrotes de su jaula.