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20,90 €Aunque se mantienen las apariencias, el Estado español es ya sumamente débil, en poderes y en voluntad de sobrevivir. Y aun se le quiere más inoperante. Ello será un gran perjuicio para todos los ciudadanos, que están perdiendo su gran palanca de fuerza y progreso, pero es también un grave riesgo, porque la historia enseña que las naciones se crean con sangre y se desintegran con sangre. El autor, que se confiesa corresponsable del diseño del Estado de las AutonomÃas, además de estudiar la nación española desde sus orÃgenes bajo Roma, los modos de reintegración tras las diversas crisis, los esfuerzos de todas las regiones por hacer la España unida, los nacimientos y contenidos reales de los nacionalismos interiores, explica cómo la Constitución ha sido subrepticia y continuadamente violentada por querer jugar a todo, a la igualdad y a la diferenciación. Lo cierto es que, pese al esquema federal realmente contenido en nuestra Constitución, hace una década que estamos recorriendo la senda confederal, que supone negar la nación española, concibiendo al Estado como mero instrumento al servicio de las Comunidades Autónomas, lo cual es mucho más crÃtico cuando, las pocas funciones que aún mantiene el Estado, ya no son nuestras sino de la UE. Se estudia la moralidad o inmoralidad de las polÃticas que piden la minimización del Estado -o en su caso la separación-, la posibilidad de la reforma del Senado sin confederalizar más el PaÃs, y se concluye con un capÃtulo de sugerencias para salvar el Estado respetando las autonomÃas periféricas. Y se sostiene que, si preferimos seguir ganando tiempo y manteniendo la confortabilidad de nuestro vivir, alguien, en algún momento, nos exigirá responsabilidades.